Sagunto es conocido por su castillo, o mejor dicho por las ruinas del castillo. Desde lejos ya se ve los impresionantes muros de esta fortaleza a lo alto de la montaña. Aquí se asentaron diferentes civilizaciones y culturas: romanos, visigodos, árabes y cristianos. Las murallas de diferentes épocas y estilos son testigo de ello. Visitar el castillo es como viajar en el tiempo. Es una excursión fácil para hacer con niños que se puede combinar con una visita al teatro romano.(Recomendamos cambiar el carrito de bebé por una mochila porta-bebés si vais con niños muy pequeños).

Para subir al castillo de Sagunto podéis dejar el coche abajo (cerca de la plaza del Ayuntamiento por ejemplo ) ya que subir a pie es fácil (aunque sí por calles bastante empinadas). Así siempre los hemos hecho nosotros salvo esta última vez que vimos un trenecito en la Plaza Mayor. Y si los niños han visto un tren no hay quien les pare.....Así que nos subimos al tren (1 euro por persona) que nos dejó justo al lado de la entrada al castillo.

La entrada al castillo es gratis y podéis consultar el horario en la web del ayuntamiento de Sagunto. El castillo es bastante grande con sus siete plazas, así que vale la pena llegar temprano para poder recorrerlo todo sin prisas con los niños. Podéis subiros (con cuidado) a los muros para daros cuenta que era un punto muy estratégico. 

Nos llamó la atención que el castillo no está de todo bien cuidado, hay verjas por en medio, lámparas rotas etc. Así que hay que tener un poco de cuidado con los niños pequeños. Aún así nos parece una visita interesante con unas vistas espectaculares. 

Hay un interesante espacio que se llama “Antiquarium epigráfico” (museo epigráfico) donde se puede ver una exposición de epigrafía latina, ibérica hebraica. A Daila le gustó mucho ya que está empezando a leer, descifrar los mensajes era todo un reto para ella.

Menudo consejo
En verano hay poca sombra, es aconsejable llevar protección solar y visitar el castillo por la mañana o por la tarde.