10 maneras de prevenir las rabietas cuando estás de vacaciones
Viajar con niños pequeños tiene su encanto. No necesitan mucho para entretenerse, un palo en muchos casos basta, ven el mundo con otros ojos y nos enseñan a viajar sin prisas. Una pequeña desventaja es que sus rabietas, propias de la edad, se vienen de viaje también. Las rabietas pueden ocurrir en un museo, en el bosque o cualquier otro sitio incomodo y público. Vamos a ver 10 maneras de cómo podemos intentar prevenirlas o afrontarlas.
1. Cuando estamos de viaje, los niños están fuera de su hábitat normal. Es normal que están un poco más sensibles. Lo que podemos hacer es ser un poco más flexibles con ellos. Ciertas reglas que tenemos en casa, igual no hace falta aplicarlas cuando estamos de vacaciones.
2. Respeta su rutina. Un niño bien descansado es menos propenso a la frustración. Por lo menos, nuestros niños son así. Así que intenta respetar su hora de siesta y su hora de irse a dormir por la noche para que descanse lo suficiente. Lleva un objeto de apego, como su peluche favorito para que se duerma con más facilidad.
3. Esto también va por los horarios de la comida y cena. Nuestros hijos se ponen de muy mala leche cuando se juntan el hambre y el sueño (una combinación muy combustible). Intentamos evitar esta situación llevando comida, snacks o reservando un restaurante de antemano a una hora en que suele haber poca gente (vamos, nada más abrir). Y sí, les dejamos hacer potingues con el pan y el agua.....
4. Explícale al niño lo que vais a hacer en la próximas horas. Así el niño tiene un idea más o menos claro de lo que va a pasar y no se le pilla por sopresa que tiene que subir al coche o que tiene que estar en silencio o que no va a poder llevar su peluche favorito....
5. Limita las actividades/excursiones que hacéis en un día. Cuando viajábamos solos, éramos capaces de ver todo que había que ver según la guía de viaje en un día. Ahora preferimos hacer una actividad por día (nos ha costado!), así los niños no se sobre excitan ni se cansan mucho. Tu igual quieres ver todos los museos de la ciudad, pero es muy probable que tu hijo de 2 años no quiere y se cansa enseguida (cuando llevas 15 minutos de visita).
6. Los niños pequeños también quieren tener poder de decisión. Podemos hacerles participes en la elección de actividades: piscina o museo?
7. Lleva el carro. También si el niño está acostumbrado a andar. Puede que se canse más de lo normal y no le apetece andar tanto.
8. Distrae al niño. ¿Tenéis que hacer cola por ejemplo? Llévate una bolsa con cosas que le gustan al niño. Algo para colorear, algo para picar, un juguete pequeño...
9. Y si ocurre de todas formas? Qué no cunda el pánico. Podéis intentar distraer al niño (una estrategia que a veces funciona). Y si no, no queda más remedio que pasarla. Lo más importante es que no dejéis que la rabieta os estropea el día/las vacaiones. A final, el niño no lo hace para fastidiarte las vacaciones, simplemente es que aún no tiene otra forma de afrontarse a sus frustraciones y comunicarte lo que quieren.
10. Conclusión: Mucha paciencia y poca exigencia. Si no se puede (estar una hora más en el museo, ir a ese pueblo con encanto....), no se puede. Tenemos que ser realistas en los que exigimos de nuestros hijos.
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