6 lecciones de vida que aprenden los niños en los Campings de Tarragona
¿Sabías que viajar es una de las mejores formas para aprender? Y cuando lo hacemos desde pequeños, el aprendizaje es profundamente mayor. Es una de las razones por las que nos encanta viajar con niños. A la hora de elegir un destino para nuestras vacaciones con niños valoramos que ellos se pueden mover libremente, explorar su entorno y relacionarse con otros niños. Por eso, ¡muchas veces nos decantamos por alojarnos en un camping!
Los Campings de Tarragona son buen ejemplo de lo que buscamos en un destino perfecto para ir con niños. ¿Y qué aprenden los niños cuando nos vamos de camping en Tarragona? Hoy compartimos con vosotros seis aprendizajes, o mejor dicho lecciones de vida, que nos enseñan los campings. ¡Aunque podríamos pensar en muchos más!
1. Aprenden a bajar el ritmo
La vida en el camping es una invitación a andar descalzos sobre la hierba, a perder la noción del tiempo y a entender que la vida se vive mejor sin prisas. Y en un mundo en el que se premia a los más rápidos, no hay una lección mejor.
2. Aprenden a socializar y convivir
En pocos lugares del mundo se dan los buenos días de forma tan honesta y sonriente, ni se crea una comunidad tan rápido bajo ese sentimiento de que todo el mundo es bienvenido como en un camping. Y por supuesto, dará igual la edad y el idioma del resto de niños: lo más probable es que hagan de sus nuevos vecinos sus mejores amigos en el margen de un sólo día.
3. Aprenden a valorar el medio ambiente
Ya sea por el hecho de dormir en plena naturaleza, o por la innumerable cantidad de lugares que explorar en Tarragona, aprenderán a valorar el entorno natural y entender la vulnerabilidad del mundo en que vivimos.
Un paseo en bici por la ruta del Císter, un día de ensueño en las playas de la Costa Daurada o una excursión a las Terres de l'Ebre les hará conectar con el entorno de esa forma tan especial en la que sólo en el Mediterráneo se puede.
4. Disfrutan comiendo
Un par de días en Tarragona les hará valorar como nunca la frescura de un zumo de naranja recién exprimido, los placeres de una buena paella o lo delicioso (y divertido) que pueden ser unos calçots.
5. Aprenden a vivir con menos
Independientemente de si eliges el confort de un bungalow, el encanto de una tienda o la familiaridad de tu caravana, los Campings de Tarragona muestran a los más pequeños eso de que no es más rico el que más tiene si no el que menos necesita. Y este aprendizaje, vale ORO.
6. Entienden la vida como nosotros la vivíamos
Una escapada a los Campings de Tarragona es como dar una vuelta al pueblo de toda la vida. Allí donde siempre era verano, los coches se reemplazaban por las bicis y no se nos pasaba por la cabeza cerrar con llave la puerta. Donde los vecinos, más que vecinos eran familia, y se celebraban los atardeceres con una partida de cartas y una bolsa gigantesca de pipas.
Y en un mundo donde todo va tan rápido, poder enseñarles a nuestros hijos cómo era antaño nuestra vida, es indudablemente un aprendizaje inmenso valor.
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